Viernes trece, luna llena, isla de lugares comunes. Ayer: la paloma de la paz, los soldaditos de juguete, la serenata rap, serenata rap, la poesía gastada. Desde hace mucho: lo sabemos todos. Por eso un verso se rescata solo, a sí mismo: casi nada, casi algo. Un motor que tose es un motor casi apagado, un motor casi encendido que puede terminar en el silencio o puede -lo hemos escuchado ya otras veces- volver a gritar, encenderse e iniciar la secuencia de explosiones, el ritmo acompasado de la destrucción, transformación de la energía en movimiento y otra vez el vuelo, la chispa, el encanto de sacar la cabeza por la ventanilla, la delicia de dormirse un rato en el asiento trasero: todo, otra vez, como si no fuera viernes trece ni hubiese luna llena ni todos los lugares comunes.
Affacciati alla finestra amore mio.
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