Matrimonio
Hace siglos, la ciudad acostumbraba obligar a los adolescentes a casarse entre sí a muy temprana edad. Con el tiempo esta costumbre se ha abandonado, pues las fértiles parejas producían muchos hijos, y los matrimonios duraban muy poco debido a la inestabilidad emocional de los esposos.
Ahora la ciudad obliga a las mujeres jóvenes a desposar hombres maduros, y los muchachos son forzados a casarse con mujeres mucho mayores que ellos. A fin de compensar la frustración sexual que esta práctica tiende a producir, se permite a los jóvenes reunirse en el Salón Jardín durante cuatro días cada fin de mes. Se les proporcionan músicos, bebidas espirituosas y alimentos en abundancia. Se disponen para ellos camas, sillas, otomanes, mesas, pisos alfombrados: todos los implementos necesarios para favorecer la cópula indiscriminada. En preparación para estas bacanales, se obliga a los maridos viejos a hacerse responsables de evitar que sus esposas adolescentes tengan embarazos no deseados.
Cuando los jóvenes maduran, suelen enviudar, pues sus cónyuges mueren años antes que ellos, por causas naturales. Los viudos y las viudas constituyen una nueva generación de consortes viejos, y desposan a los jóvenes y las muchachas de las nuevas generaciones. Así se garantiza la reproducción biológica y cultural de la ciudad.
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