sábado, 26 de septiembre de 2009

La avanzada del otoño

Para navidad hace falta que llegue el invierno, le digo a Darío, mi hijo. Pero antes es necesario que pase el otoño y se lleve consigo todas las hojas de los árboles.

Mira, responde Darío mientras señala el suelo. Hay hojas muertas ya por todas partes.

Este mes cumpliré treinta años.

Hace unos días, Slavoj Zizek manoteaba frente a mí, desenhebraba a Hegel y a la mierda, me decía que la historia no tiene propósito y que el sentido de las cosas se construye retroactivamente. En otras palabras: uno va por el mundo haciendo cosas, existiendo, y todo esto es contingente, fortuito. Sin embargo, una vez que uno ha ido por el mundo, ha hecho cosas, ha existido, es siempre posible detenerse, volver la vista atrás y construir con lo vivido un relato consistente. Entonces las cosas se vuelven necesarias. Cada evento adquiere su lugar en una cadena de sucesos que parece haber tenido dirección y propósito. La vida aparenta tener un sentido. O varios.

Now, if you wouln’t mind, I would like it blew.

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