Four a.m. A girl and her boyfriend on the L train going to Brooklyn. The girl looks at me and tells me she is feeling much better now. She had a nervous breakdown a few months ago, but she’s feeling so much better now. This is her first night out since the episode. She’s doing well, but she wants to go home now. It’s late.
Two a.m. Outside the Subway Bar, on Metropolitan Avenue. I’m smoking. A guy asks me for a light and tells me he won’t be here during the winter. He’ll leave New York next week. He’ll hitchhike a ride to Orlando. He had a nervous breakdown a few months ago. He broke up with her girlfriend, lost his job, even his laptop crashed. He’s hanging in there.
Esta mañana, como a las once, decidí estrenar mi Polaroid Spectra –modelo original, fabricada en 1986– en la línea G del metro. Ya había tomado algunas fotografías en casa, pero ésta iba a ser mi primera Polaroid tomada afuera de mi departamento. Estaba nervioso. Saqué mi cámara de su estuche con naturalidad, a fin de no alarmar a nadie; la gente se pone nerviosa cuando alguien abre un paquete extraño en el metro. Aunque debo aclarar no había nadie en la estación. Enfoqué, pero estaba oscuro y hacía frío; la cámara tuvo dificultades para atrapar la luz. La foto salió un poco oscura; además, antes de que terminara de revelarse le cayeron dos gotas de agua en el rostro. Sin embargo, es una Polaroid. Un instante en la vida de esta ciudad.
La luz de 2009 se ve más o menos así a través del ojo de una máquina de 1986:
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